- Con esta alegre tradición de bailar por las calles y de casa en casa a cambio de unas monedas como aguinaldo se despide el 2023.
- Juchitecos buscan que la tradición no muera, reviviendola con alegría cada fin de año.
Faustino Romo Martínez.
Como cada año en las calles de la Ciudad se puede ver a los Huelus (viejos) bailando, son personajes que recorren las calles una vez pasando la navidad, por lo que, del 26 al 31 de diciembre, se les puede ver de casa en casa pidiendo una cooperación.
Y es que, en los hogares del Istmo, específicamente de Juchitán, las familias elaboran un muñeco con ropa vieja, cartón y aserrín, representando el año que está por terminar, lo llenan de cohetitos y lo queman a la media noche, en señal de que el año se acaba y con él todo lo malo.
“El baile, era ejecutado exclusivamente por una pareja de hombres adultos, caracterizados de ancianos, hombre y mujer, acompañados de grupos de amigos que tocaban, indistintamente, guitarras, jaranas, armónicas y marimbas para el baile”, recuerda Chiñas Santiago.
Señala que a partir de la segunda mitad del siglo veinte, además de los adultos, los niños y jóvenes empezaron a formar sus parejas para disfrazarse de “Viejos” y llegaban a las casas a pedir permiso para bailar a cambio de unas monedas como aguinaldo.
La historia.
Tomás Chiñas indica que la tradición de “El Viejo” surgió como protesta de una modesta cuadrilla de cargadores del muelle del puerto de Veracruz, en 1875, para pedir aguinaldo a sus patrones, ya que no recibían los beneficios que otros trabajadores percibían y que consistían en pequeñas cantidades en efectivo o ropa vieja que los patrones desechaban.
Expresa que otra versión jarocha, establece que esta tradición nace a partir de la llegada de unos almanaques japoneses a Veracruz. “Se dice que habitaba por el rumbo de la playa un aguador coreano, quien tenía un gran parecido con un personaje de uno de los calendarios mencionados y que representaba al año viejo, seguido por un niño que simbolizaba al año nuevo; de ahí que a sus vecinos se les ocurrió vestirlo como al viejo del almanaque y lo llevaron a pasear por todo el barrio. Fue tanta la aceptación del recorrido, que en la última noche del año se organizó un grupo con guitarras y güiros para recorrer el barrio cantando coplas”.
Después se volvió costumbre llevar el viejo en todo el puerto para pedir aguinaldo durante la última noche del año, “Los niños cargaban a un muñeco en una silla y cantaban al ritmo de rumba, recibiendo dinero y golosinas de los vecinos, convirtiéndose en una tradición propia del Puerto de Veracruz”.
El viejo en el Istmo.
Reiteró que la tradición del “Viejo” surgió en el puerto de Veracruz, pero es en el Istmo Oaxaqueño donde se transforma y donde se le imprime un sello singular, al incluir a la pareja con la vestimenta propia de esta bella región zapoteca.
Sólo que la modernidad ha modificado a estos personajes; ahora también se disfrazan de “vedettes”, de “novias” o de personajes de la farándula; y ya no bailan la rumba, sino se mueven al compás de la música de moda, la rola del momento.
La actualidad.
Después de muchos años esta tradición está viva y durante esta última semana del año se han podido observar a las parejas de “viejos” bailando por las calles de la Ciudad, no solo en Juchitán se vive esta tradición, prácticamente es en todos los pueblos del Istmo, sin embargo, en Juchitán por ser considerada como el centro comercial del Istmo, la gente de otros municipios llega a realizar sus compras y es más atractivo para quienes se visten de huelus, pues hay más cooperación de los visitantes.
“Ya se va el viejo muriéndose de risa, Ya se va el viejo muriéndose de risa, Porque a media noche, porque a media noche, Lo vuelven ceniza, lo vuelven ceniza”, con el final de la canción, se culmina la visita el viejo y de manera literal el fin del 2023.