JUCHITANPrincipales

La etnia zapoteca se reúne con sus muertos en la celebración del Domingo de Ramos.

• El Panteón en Juchitán se convierte en otra Ciudad con la visita de propios y extraños que acuden a convivir con seres queridos, quienes han dejado este mundo terrenal.



Faustino Romo Martínez.

Juchitán, Oax.- Para los indígenas zapotecas, el inicio de la semana santa representa un primer encuentro con los fieles difuntos con la visita al panteón municipal. El segundo encuentro se da cuando los muertos visitan las casas en Todos Santos.

 

 

Según la creencia zapoteca, las almas que descansan en el panteón municipal “Domingo de Ramos”, gozan del permiso de los dioses para regresar este día y convivir con los vivos.

 

 

“Tiene que ver con esta práctica, con esta costumbre zapoteca mesoamericana antigua, de venir al panteón a visitar a los muertos, pero también para pedirles que intercedan por nosotros para que tengamos un buen año, ¿no? Tiene que ver con que dentro del pensamiento zapoteca cuando morimos nos volvemos bido’ huini’ pequeños dioses, frente a bido’ roo’ que son los santos católicos y bueno tenemos como esa facultad de interceder por los vivos”, explica el Historiador y Lingüista Zapoteca Víctor Cata

En el encuentro de vivos y muertos, igual se llora y se ríe, se come y se bebe, recordando a los que se han adelantado. El panteón municipal se convierte en una Ciudad dentro de la Ciudad.

 

 

 

Desde muy temprano los habitantes de la Ciudad Zapoteca, acuden a dejar sus flores y a preparar el espacio para la visita de la familia y amigos, en donde compartirán momentos de tristeza y alegría, ante la nostalgia que conlleva recordar a sus seres queridos que han dejado este mundo terrenal.

La convivencia comienza desde muy temprano y en ocasiones culmina ya muy tarde, por lo que se ha dispuesto de la instalación de lámparas, para que la gente pueda estar el mayor tiempo posible en esta tradición, en donde propios y extraños viven una experiencia única.

Y es que las familias se reúnen prácticamente todo el día frente a la tumba adornada con flores, velas y la fotografía del difunto.

“Es un sentimiento de mucha nostalgia porque quisiéramos que estuvieran con nosotros, pero pues ya no están, y pues venimos a convivir y enseñarles a los pequeños, que esta es nuestra familia”, detalla Siado’ Guie’ Jiménez habitante de Juchitán.

 

 

Teódola Carrasco Sánchez quien también acude al campo santo en este día dijo: “Están aquí visitándonos porque nosotros los recibimos el día de muertos, aquí estuvieron también con nosotros, donde nosotros les dimos todo nuestro cariño, todo lo que se pudieron llevar para poder estar allá, en el más allá donde sabemos que están bien”.

Este día, las familias abarrotan los pasillos y las sepulturas del panteón, donde expenden todo tipo de productos, dulces típicos y comida tradicional.

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