¿GENTRIFICACIÓN O COLONIALISMO?
Gubidxa Guerrero Luis
Según la Real Academia de la Lengua, Gentrificación es el «proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo».
El fenómeno es padecido por naciones subdesarrolladas en todos los continentes, donde la población local se encuentra en una clara desventaja frente a los recién llegados, generalmente procedentes de países anglosajones o con economías pujantes.
Colonialismo, por su parte, es el «régimen político y económico en el que un Estado controla y explota un territorio ajeno al suyo», según el mismo diccionario.
Leída así, pareciera que la Gentrificación es pacífica, consensuada; mientras que la Colonización es agresiva, violenta. Pero si partimos de sus resultados, uno y otro son muy similares, por lo que no sólo los conceptos se rozan, sino que las prácticas mismas se confunden.
Tanto la Gentrificación, como el Colonialismo aprovechan la ventaja económico/militar de la metrópoli de origen para lograr sus objetivos. Unos y otros, en la práctica, se mueven con exclusivismo/privilegio en un país distinto al suyo.
¿Es entonces, la Gentrificación, un tipo de ‘Colonialismo Suave’? ¿Deberíamos denominar de manera más directa y clara al fenómeno que está desplazando a las poblaciones locales?
Abundan los ejemplos, en México y el mundo, de graves turbulencias políticas propiciadas por la llegada masiva de anglosajones o europeos. La Independencia de Texas es uno de ellos; la Guerra de los Pasteles es otro. Ambos resultaron muy perjudiciales para el país.
¿Qué tan probable es que los Nuevos Residentes/Colonos/Gentrificadores apelen a sus propios gobiernos para hacer valer sus derechos cuando consideren que han sido violentados por el Estado anfitrión?
Hace cientos de años, al sur de lo que hoy es la Federación Rusa, miles de europeos blancos adoptaron una religión semítica. Los descendientes de estos conversos, tiempo después fundaron un Estado en tierras del antiguo Imperio Otomano, donde naciera la primera de las tres religiones abrahámicas. Pero en lugar de hermanarse con los residentes locales, que en buena medida, también habían cambiado de religión, los sometieron y privaron de sus derechos.
¿Qué impide que los blancos llegados al sureste mexicano –que aprenden costumbres, lenguas y prácticas religiosas nativas– mañana reclamen un «derecho al retorno» y sometan a la población local que quizás haya perdido parte de su cultura y memoria histórica?
El lenguaje es muy poderoso, pues crea realidades. Llamar Gentrificación a otra cara del Colonialismo, quizás dificulte dimensionar los alcances del fenómeno.
Desde la Mar del Sur