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El baúl; guardián de las reliquias zapotecas.

• Este mueble tradicional en el Istmo encierra historias, recuerdos, objetos y sobre todo vivencias personales de los dueños.

Faustino Romo Martínez.

Unión Hidalgo, Oax.- El baúl es un mueble tradicional en la región del Istmo, cuya función es resguardar las prendas de vestir, alhajas, joyas y documentos de alto valor patrimonial para la familia, demás estos objetos tradicionales y antiguos eran obsequios como dotes matrimoniales, cuando los papás de la novia principalmente daban como regalo a los desposados para iniciar esta nueva etapa de la vida juntos como una familia.

En la comunidad de Unión Hidalgo aún hay carpinteros que trabajan de manera artesanal y con gran maestría la fabricación de estos muebles tradicionales, también los restauran y decoran nuevamente, pues debido a la descontinuación generacional que sufrieron en algún tiempo, cuando la modernidad comenzó a llegar a los pueblos zapotecas este preciado objeto antiguo perdió su valor y fue remplazado por roperos y closets, entre otras muebles.

Sin embargo, hoy estamos viviendo una efervescencia de la cultura y tradición istmeña y los baúles vuelven nuevamente a ser valorados como verdaderas reliquias históricas, convirtiéndolos en objetos de alto valor, queriendo así poder poseer alguno de estos muebles que alguna vez resguardaron parte de la historia de muchas familias en el Istmo de Tehuantepec.

 

Jesús Marín García ejerció el oficio de la carpintería por casi 60 años, actualmente tiene 80 años de edad y refiere que, comenzó a los 18 años aprendiendo en el taller del finado Ta Pedro Alonso.

Menciona que le llevó 2 años aprender muy bien todo lo que se necesita para comenzar a fabricar sus primeros muebles de uso común, como mesas sillas ,butaques entre otros, pero el encargo más fuerte que tenían los carpinteros en su época eran sin lugar a dudas los baúles, pues para poder tomar un encargo se requería saber manejar muy bien la preparación de la madera que en este caso era el Huanacaxtle, cedro o caoba, además de ser muy hábil y tener mucha paciencia con el torneado, pues era lo que le daría el acabado final en algunos detalles.

Aunque dice, que los clientes que llegaban a encargar sus baúles eran en su mayoría de Unión hidalgo, también atendían a los pueblos vecinos como Chicapa de castro, San Dionisio del Mar y La Venta, pues cuando había casamientos en puerta se iniciaba con el encargo, con el compromiso de tener el baúl listo en tiempo y forma para cuando se celebrara dichas nupcias.

Explica que los modelos de baúles que manejaban, así como las medidas eran variadas, según el gusto del cliente y también por los modelos que ofrecía el maestro carpintero, que podían ser provenzales , patas de cabra, torneados , con cristales el la parte central de la caja, o bien pintados directamente con flores y sus respectivas iniciales de la dueña o dueños, y lo que nunca podía cambiar o faltar era el cintillo que simulaba una cadenilla alrededor de la caja y parte de la base, que el señor Jesús le llama “petatillo”.

Cuenta que el patrón que seguía para crearlo era dispuesto por su propia imaginación, cuando llegaba la parte de plasmar las flores, ellos recurrían a los pintores de la comunidad para que dieran el detallado final en ese punto y así de esta forma el baúl quedaba totalmente listo para ser entregado a los futuros desposados.

Por su parte Alfonso de la Cruz Martín quien cuenta actualmente con 46 años de edad, señala que lleva 22 años ejerciendo el oficio de carpintero, formándose en el taller de su suegro el señor “Ta Chico carpintero”, en donde aprendió desde cero el oficio siguiendo paso a paso los consejos de su maestro, dando sus primeros pasos lijando la madera.

También aprendió muy bien el torneado de la madera, pues es una técnica indispensable en este oficio, para posteriormente hacer muebles de uso diario, siendo los catres los más solicitados por sus clientes, hoy en día, alterna así sus pedidos desde objetos pequeños hasta roperos y cocinas integrales.

También le ha tocado reparar y fabricar algunos baúles, pues es una de las enseñanzas que logró aprender en los talleres donde estuvo para mejorar sus técnicas cada día.

Actualmente expresa que ha trabajado unos baúles pequeños los cuales sirven como alhajeros o para guardar dinero de los comerciantes, uno de los trabajos donde le imprime el sello característico de los antiguos baúles tradiciones, solo que a menor escala y sin dejar de lado todos los detalles que deben de tener estos muebles que va desde el torneado de las patas, hasta el decorado de las flores istmeñas que convierten a este oficio en un trabajo 100 por ciento artesanal.

Asimismo, Pedro Hernández, es otro de los artesanos que se ha propuesto seguir resguardando el legado de estas autenticas reliquias de antaño, prácticamente fue después del terremoto del 7 de septiembre de 2017, cuando se adentro de lleno en el trabajo de la restauración de los mismos.

“Fue después del sismo cuando comenzaron a llegarme los baúles para que pudiera restaurarlos, antes ya había tenido contacto con algunos, pero era más para decorarlos por mi oficio de pintor, pero con el terremoto al caerse las casas, los objetos que tenían dentro se dañaron severamente, entre ellos, pues estaban los baúles, es así como comencé no solamente a pintar, sino ahora recibo algunas piezas con daños muy severos por el tiempo y el descuido”, asegura.

Indica que ya sea que le falte alguna parte o si son con diseños de cristales y si están quebrados son sustituidos por unos nuevos, pintados directamente sobre el cristal como se hacía anteriormente, inclusive también los forran por dentro para poder proteger aún más lo que vayan a resguardar.

Cabe destacar que Pedro Hernández a parte de ser restaurador también es coleccionista de estos muebles tradicionales, por lo que tiene una gran satisfacción al poder guardar y conservar una parte de la historia y las memorias que esconden sus baúles, pues pertenecieron a familias con diferentes oficios como bordadoras, cocineras tradicionales, panaderas, artesanos de la palma etcétera.

Finalmente el joven artista, indica que lo han contactado para adquirir baúles y él se encarga de buscarlos, conseguirlos y hacer todo el proceso de restauración para entregarlo al cliente como nuevo y listo para guardar nuevas historias

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