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TEHUANTEPEC

En Tehuantepec la modernidad acaba con tradiciones.

• En el Istmo los adultos y niños se han olvidado de las costumbres decembrinas como la “rama”, las posadas y el viejo.
Los teléfonos celulares, las tablets y el internet podrían ser la principal causa del olvido de las tradiciones.

Faustino Romo Martínez.

Tehuantepec, Oax.- “Ya llegó la Rama, quítense el sombrero, porque en esta casa vive un caballero. Vive un caballero, vive un general, pidiendo permiso para comenzar. Naranjas y limas, limas y limones, más linda es la Virgen que todas las flores”, así rezan las coplas de una de las tradiciones más arraigadas en el sureste mexicano, una expresión producto de la mezcla de cultos indígenas y de la costumbre colombina que dominó al país por 300 años. Los antecedentes de esta fiesta podrían remontarse a la antigua Inglaterra medieval.

Las noches decembrinas en los estados del sureste de México, principalmente Campeche, Veracruz y Oaxaca en la zona del Istmo de Tehuantepec, estaban armonizadas por un canto especial, generalmente, en voz de niños que alegremente iban de casa en casa para pedir una aportación, ya fuera económica o de comida (si es fruta o dulces, mejor), a esa tradición, de la cual se desconoce su origen, pero se tiene conocimiento que se realiza desde principios del siglo XX, se le llama “La Rama”.

La Rama se canta del 16 al 24 de diciembre, simulando los 9 días que la Virgen María pide posada para dar a luz a Jesuscristo y en el caso del “portalito”, tiene que ver con una de las grandes tradiciones españoles en Navidad, que es el montar un portal de Belén en casa, representando mediante figuras la escena del nacimiento de Jesús de Nazaret hace más de 2 mil años.

Aunque es una tradición proveniente del sur de Veracruz, al llegar al Istmo fue arropada por sus habitantes y en los municipios se retomó con singular algarabía y suspicacia del inigualable zapoteca, con su versos y canciones y en diciembre los niños se juntaban para conformar grupos y realizar esta travesía por las calles de sus pueblos, cantando los versos tradicionales.

Sin embargo, en los últimos años estas tradiciones se han ido perdiendo, siendo varios los factores que podrían estar presentes, como la economía, la delincuencia y sobre todo la modernidad o llegada de la tecnología, pues los niños ahora están inmersos en el internet a través de sus teléfonos celulares o tablets o viendo televisión, lo que hace que esta tradición de la Rama solo queden en el recuerdo de los adultos, quienes por cierto podrían tener también parte de responsabilidad, pues al no transmitir estas costumbres a su hijos, estos no las conocen y nunca tendrán el interés para realizarlas.

Van en decadencia.

Rómulo Jiménez Celaya Cronista municipal de Tehuantepec, reconoce que estas tradiciones están decayendo y aunque en algunas ocasiones se hacen esfuerzos por recuperarlas o tratar de inculcárselas a las nuevas generaciones, se están perdiendo.

“Yo recuerdo en los años 70s, 80s, donde se viva intensamente este tipo de tradiciones, comenzaban desde el 8 de diciembre con la festividad de la purísima concepción, con la virgen de Juquila, después el día 12 con los festejos a la Virgen de Guadalupe y en este caso se vivía una gran romería en la iglesia de la catedral, en donde inclusive no se podía caminar, pero ahora se ha ido perdiendo, tal vez porque ya hay otros lugares a donde van los peregrinos”, comentó.

Explicó que después venían las pasadas del 16 al 24 de diciembre, que culminaban con el nacimiento del niño Dios, “Estas posadas se realizaban en las iglesias de los barrios a donde acudían los niños y adultos para participar de los villancicos, la piñata, de los dulces y aguas frescas, aunque en la actualidad las iglesias están dañadas por el terremoto, se busca la manera de hacer estas fiestas y que la gente participe”.

“Las celebraciones se continúan realizando, pero tengo que reconocer que ha decaído mucho y posiblemente tiene que ver los factores como social, político y económico por los que atraviesa la sociedad, podría ser la proliferación de otras religiones y la llegada de la tecnología”, declaró.

Señaló que a partir del día 16 de diciembre los niños salían con sus ramas, tradición que se realizaba del 16 al 24, como las posadas, “La verdad es que se han hecho esfuerzos por que esta tradición no se acabe, en algunos años se han realizado hasta concursos en las escuelas o el propio municipio, pero han decaído mucho, tal vez nosotros los adultos tenemos la mayor responsabilidad, al no inculcarla a nuestros hijos”.

“Sin bien es cierto que no es una tradición original del Istmo de Tehuantepec y no llegó de Veracruz, aquí la hicimos nuestra y la reinventamos poniendo nuestros versos, yo recuerdo como nos preparábamos para ir a la rama, desde antes comenzábamos a ensayar, los niños cantábamos y las niñas iban a ensayar con la rezadora para ir a las posadas, todo era de una manera ritual a los niños nos gustaba mucho diciembre porque además era la época en que estrenábamos ropa y eso nos ponía contentos”, aseguró.

Mencionó que las tradiciones viven por lo mismo de la adaptabilidad de los istmeños, pero lo que se ha perdido es la transmisión de las generaciones, “La adaptabilidad de nuestras tradiciones son muy importantes porque ahí radica que se sigan conservando estas costumbres y tradiciones, pero depende mucho de los adultos, pues hemos dejado de transmitirlas, papa y mama trabajan y dejan a los niños a la buena de Dios y no le damos ese cuidado de transmitir nuestras tradiciones, las cuales se van a preservar siempre y cuando las pongamos en el concepto universal”.

Las comidas.

Jiménez Celaya indicó que el 24 de diciembre al medio día se acostumbraba comer pescado lisa frito, lampreado con huevo, se hacía acompañar de lechuga, cebolla rabanito y frijol aguadito; después se comía la estorreja, la cual se elaboraba con las rebanadas del pan bollo, se lampreaban con huevo y se freían. Antes de comer la “estorreja” se bañaba con un agua-dulce que se preparaba hirviendo agua, canela y azúcar, pues la celebración de la cena de Noche Buena y el árbol navideño en Tehuantepec, era más bien un tema propio de las familias pudientes.

Para el día 25 de diciembre, al mediodía, se comía la carne frita de puerco con su asadura, acompañada de su salsa roja y plátano cocido, y las tortillas eran sustituidas por el bia´xi gui´ (tamalitos sin sal ni manteca).

Además, con la llegada de la feria se podía disfrutar los dulces tradicionales como muégano, gaznate, cocada, casquito, mamón, caca de caballo, dulce de tejocote, de plátano, de mezquite, de papaya, de calabaza; curado de nanche y curado de ciruela,

“Como no recordar el ya extinto alfeñique, que era un dulce que se vendía envuelto en tiras de totomoxtle, con el alfeñique también se endulzaba el pozol blanco (Cuba). También recuerdo que se vendía el camote que venía en cajitas circulares de madera y que, con la tapa, también de madera, improvisábamos una cuchara cuando la partíamos en dos; que no decir del pimpo, rosquillas elaboradas con maíz chiquito, panela blanca, manteca de res, un poco de anís, un poco de canela y agua”, agregó.

Para el día 31 se comía el relleno de puerco y gallina, para despedir el año, además de la quema del tradicional “viejo”, un muñeco elaborado con ropa que ya no se utilizaba, relleno de aserrín y cohetes para quemarlo al último minuto del año, como ritual para para recibir el año nuevo.
La letra de la Rama tradicionalmente es así:

Hola buenas noches, ya estamos aquí, aquí está la rama que les prometí, que les prometí venir a cantar, pero mi aguinaldo me tienes que dar, me tienes que dar con mucho cariño, como se lo dieron los reyes al niño, los reyes al niño le dieron regalos y usted señorita me da mi aguinaldo.

Buenas noches damos buenos caballeros, a cantar venimos al Rey de los Cielos.
Naranjas y limas, limas y limones, más linda es la virgen que todas las flores.
En un portalito de cal y de arena, nació Jesucristo por la Noche Buena.
Venimos de lejos, a traerte la Rama, recíbela atento, hoy y mañana.
Abre la puerta o una ventana, para que veas los adornos, y los farolitos de ésta tu Rama.
A la media noche un gallo cantó, y en su canto dijo, ya Cristo nació.
Denme mi aguinaldo, si me lo han de dar, la noche es muy corta y tenemos que andar.
Ya se va la Rama muy agradecida porque en esta casa ha sido bien recibida.
Si la muerte tiene un diente, tiene un diente, el demonio tiene dos, y si no me dan mi aguinaldo, mi aguinaldo, se las pagarán con Dios.

Aunque existe una letra original, de autor desconocido y registrada por el dominio público, esta ha variado siempre dependiendo del ingenio y creatividad que cada quien le dé: “Venimos de lejos, a traerte a la rama recíbela atento, hoy y mañana”.

El agradecimiento por recibir la recompensa, también tiene su cántico, señal de que la rama fue bien recibida en la morada que se eligió para ser visitada y con ello despedirse de los caseros: “Ya se va la rama muy agradecida, porque en esta casa, fue bien recibida”.

Pero también, con el mismo ritmo, está un verso dedicado a los aguafiestas, a aquellos que decidieron ignorar y con ello no dejar pasar la buena vibra de los portadores de la rama: “Ya se va la rama muy desconsolada porque en esta casa no le dieron nada”

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