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El regreso a la nueva normalidad debe ser sustentable y culturalmente adecuada

* En el Día Mundial del Medio ambiente, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA) demanda la adopción inmediata de políticas públicas que contribuyan a enfrentar la crisis climática y de biodiversidad.

* Urge reorientar el presupuesto federal para hacer del medio ambiente una prioridad y evitar nuevas crisis de salud y climáticas que amenazan a la humanidad.

Este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, debe ser visto como un punto de partida, en el cual el retorno a la «nueva normalidad» se construya teniendo como eje regulador de las políticas públicas y acciones de gobierno, al derecho a un medio ambiente sano. Ello, con el fin de garantizar la protección del medio ambiente y, por ende, la salud y el bienestar de las personas.

El CEMDA hace un llamado a los distintos órdenes del Estado mexicano para incluir los siguientes aspectos en el diseño e implementación de la política pública nacional post-COVID-19:

1. Derechos humanos ambientales y Estado pluricultural.

a) Los derechos humanos y la consolidación del Estado pluricultural en México, deben ser el cimiento y programa de gobierno de nuestras autoridades. La «nueva normalidad» debe construirse a partir de los derechos a la vida, identidad cultural, medio ambiente sano, agua y saneamiento, vivienda digna, alimentación adecuada, territorio y salud.

b) El acceso a la justicia ambiental en México es difícil para las personas defensoras ambientales, quienes son objeto de ataques y agresiones. CEMDA ha contabilizado, por lo menos, 499 agresiones en los últimos 7 años. El Estado debe adoptar una política de protección hacia las personas defensoras ambientales y debe ratificar el Acuerdo de Escazú.

2. Presupuesto suficiente para el sector ambiental. Es urgente asignar un presupuesto mayor al que en los últimas décadas se ha asignado a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y sus órganos desconcentrados y descentralizados, a fin de asegurar la debida conservación de la biodiversidad, los ecosistemas y los servicios ambientales que requerimos de éstos para vivir (agua, aire, alimento, entre otros). Particularmente, se requiere generar conocimiento, brindar una mayor protección a las Áreas Naturales Protegidas (ANP), a los corredores biológicos, a los bosques, selvas, ríos y océanos de nuestro país, fortaleciendo a la Comisión Nacional para el Uso y el Conocimiento de Biodiversidad (Conabio), al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (Inecc), a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y a la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Por citar un ejemplo, en los últimos siete años, el presupuesto de estas dos últimas dependencias se ha recortado en 86 y 43%, respectivamente.

3. Calidad del aire.

a) A nivel federal, se requiere priorizar la distribución de combustibles limpios, particularmente de Diésel de Ultra Bajo Azufre en todo el territorio nacional, así como actualizar y publicar las normas de salud y calidad del aire, pendientes. Esto con la finalidad de regular las emisiones contaminantes provenientes de los vehículos motorizados (fuentes móviles) y la industria (fuentes fijas), y favorecer la incorporación al país de tecnologías y vehículos más limpios y eficientes.

b) A nivel local, i) establecer como permanentes las ciclovías que se instalaron durante el tiempo de la cuarentena, favoreciendo a la movilidad no motorizada en las grandes ciudades; ii) Seguir favoreciendo el transporte público limpio y eficiente; iii) revisar el programa Hoy No Circula para homologar la circulación de vehículos en todas las entidades que forman parte de la Comisión Ambiental de la Megalópolis, así como iv) hacer permanentes políticas de trabajo en casa y horarios escalonados.

4. Energía.

a) Cancelar los proyectos que priorizan la generación de energía a través de fuentes fósiles y la quema de combustibles sucios; particularmente la Refinería Dos Bocas, en Tabasco; así como la utilización de combustóleo por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

b) Promover proyectos de generación de energía a través de fuentes renovables, particularmente eólica y solar, priorizando aquellos a pequeña escala, como la generación distribuida a nivel residencial y comercial, evitando en lo posible los megaproyectos y garantizando en todo momento los derechos humanos de las comunidades locales y pueblos indígenas.

c) Hacer más ambiciosos los objetivos plasmados en nuestras Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) y cumplir con las metas de mitigación pactadas en el Acuerdo de París, Ley General de Cambio Climático y la Ley de Transición Energética.

d) Emitir una legislación más estricta para regular las fuentes fugitivas de metano (CH4). Este gas tiene un acentuado efecto en el cambio climático debido a su efecto modificador del clima: 25 veces mayor -en un periodo base de 100 años-al del dióxido de carbono (CO2).

5. Agua.

a) Destinar los recursos suficientes para garantizar el acceso al agua potable y saneamiento. Actualmente, existen aún cerca de 9 millones de personas sin acceso al agua potable, lo cual, como hemos visto, ante emergencias como la ocurrida con la pandemia, se vuelve un tema de vida o muerte para muchos seres humanos.

b) Sanear y remediar los cuerpos de agua. El estado actual de contaminación es un constante foco de generación de enfermedades.

6. Reactivación económica y megaproyectos. Las personas necesitan vivir con bienestar. No se trata de oponerse al crecimiento, sino de planificarlo de forma diferente; de sustituir el concepto de desarrollo por el del Buen Vivir. Se debe privilegiar la inversión en educación, salud y medio ambiente; construir proyectos desde la visión local, a partir de las necesidades reales de las comunidades y después de haber obtenido su consentimiento libre e informado. En este sentido, el Tren Maya y el Corredor Interoceánico no constituyen una opción alternativa al modelo de desarrollo tradicionalmente impuesto.

7. Economía circular. Se requiere modificar nuestros patrones de producción y consumo; debemos dejar atrás el concepto de economía lineal -que implica producir, usar y desechar-, para sustituirlo por la economía circular, en la cual el valor de los productos, materiales y recursos se mantiene dentro del ciclo económico el mayor tiempo posible, y en la que se reduce al mínimo la generación de residuos. Todo ello con la idea de mantener el flujo continuo de los recursos de modo que puedan seguir utilizándose con provecho una y otra vez, sin que pierdan valor.

8. Agricultura y ganadería. El Estado mexicano debe transitar hacia una agricultura y ganadería cimentada en la agroecología y el fomento de los patrimonios bioculturales y los sistemas tradicionales de producción de alimentos. Debemos dejar atrás prácticas agrícolas nocivas para la salud del ser humano y de los ecosistemas, como son la agricultura industrializada y el uso intensivo de pesticidas. De igual forma, se deberán buscar alternativas a la ganadería industrial confinada, la cual, como se ha visto, es altamente susceptible de contraer enfermedades que en algunos casos han sido transmitidas al ser humano, como fue el caso de la influenza H1N1.

Para CEMDA, el COVID-19 ha evidenciado frontalmente que la humanidad y el sistema de producción moderno han generado tanto la crisis climática como la de biodiversidad, una de cuyas consecuencias es que la salud de los ecosistemas está comprometida, lo que eleva la probabilidad de ocurrencia de eventos meteorológicos inesperados, así como de nuevas enfermedades y pandemias. Por ello, hacemos un enérgico llamado al gobierno de México para adoptar, de forma inmediata y sin dilaciones, decisiones efectivas, encaminadas a proteger la biodiversidad y los ecosistemas, así como a mejorar la salud de las personas.

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