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REPORTAJES

Xandu’, en Juchitán; una tradición que no muere

Faustino Romo Martínez.

Juchitán, Oax.- El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre; comienza el 1 de noviembre y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos; sin embargo, en Juchitán, la celebración se realiza durante los días 30 y 31 de octubre, aunque anteriormente los zapotecas antiguos les rendían culto del 25 al 30 de octubre, basados en su calendario religioso conocido como (Biguie’) y después de la llegada de los españoles, se nombró como Xandu’ (Todos Santos).

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Tomás Chiñas Santiago, presidente de la Asociación Cultural «Tona Taati», explicó que la palabra Xandu’, es la zapotización del vocablo castellano «santo», que a su vez viene del latín «sanctus»; sin embargo, dijo que según su teoría, debe ser Biguie’, por el calendario religioso de los zapotecas y no Xandhu’.

Indicó que los pueblos indígenas tenían una concepción de la muerte como una etapa más de la vida, o sea que la vida no se acababa con la muerte de la persona, sino trascendía a un estado de paz, y no se veía con temor a la muerte.

OFRENDAS DE TODOS SANTOS

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En Juchitán se cree que en estas fechas de Todos Santos, son los muertos los que se acercan a las casas a convivir con sus familiares, por lo que normalmente las familias ponen altares de diferentes tamaños, adornados con flores y alimentos típicos como tamales, bebidas, cocos, frutas, hojas de plátano y veladoras, mientras que en la Semana Santa, el Domingo de Ramos, son los vivos quienes visitan a su familiares en las tumbas del panteón municipal.

Señaló que con esto se le rinde culto a los muertos, en un encuentro con la eternidad, inclusive dijo que en la canción «La última palabra», se habla de que hay otra mansión y eso es lo que se conmemora, ese rencuentro con los muertos.

Se le llama Xandu’ Ya’a (todo-santo fresco), al primer Todos Santos, con ofrendas de purificación y es que se dice que los muertos ya no regresan después de dos años, por eso se acostumbra hacer dos ofrendas.

PERSISTE LA TRADICIÓN

«En español se llama el primer año de muerte de la persona, Todos Santos, en zapoteco se dice «Xandu’ Ya’a», y al segundo Todos Santos se llama «Xandu’ Guiropa», pero hay personas con mejores posibilidades económicas que realizan para sus difuntos un Xandu’ Guio’ na (tercer Todos Santos) situación completamente excepcional», aseguró.

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Chiñas Santiago reconoció que pesar de los años y aunque las tradiciones como el «Halloween» se han penetrado incluso en las escuelas, la celebración del culto a los muertos en Juchitán, aún guarda mucha esencia de los antepasados, en la elaboración de los altares en los que se les rinden las ofrendas.

Comentó que dentro de los rituales de los antiguos zapotecas, tenían una fecha especial para recordarlos, ya que según sus creencias, sus seres queridos fallecidos, gozaban del permiso de los dioses para retornar en forma espiritual al mundo terrenal.

«Los zapotecas, al igual que los demás pueblos mesoamericanos, se valían de un sistema de doble calendario para el manejo de su tiempo. Uno era el del año solar de 365 días, llamado ‘Iza’ (año en zapoteco), que utilizaban para sus fines agrícolas y civiles y el otro, el del año lunar de 260 días, llamado en el zapoteco del Istmo Biguie’, que era utilizado para sus fines religiosos y constaba de trece meses de veinte días cada uno», agregó.

EL ALTAR DE 7 PISOS

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Detalló que aunque actualmente los lugareños conocen el «altar» erigido a los muertos, muchos desconocen su diferencia con el biguie’, pues el primero fue inculcado por los españoles durante la conquista y forma una especie de escalera, normalmente de 7 pisos.

Existen algunos lugares en donde aún se realizan los «retablos» en los altares en donde se coloca una cruz, pero no es una cruz cristiana; «este retablo significa el centro del universo, es el lugar en donde se tiene contacto con los espíritus y lo que marca ese símbolo son los cuatro puntos cardinales, que se elabora precisamente con flores de «cresta de gallo», como flor simbólica y en ese retablo se colocan flores de cempasúchil, panes, frutas y otras ofrendas, lo que actualmente le llamamos biguie'».

Ahora, la palabra biguie’, desglosándola de zapoteco al español, se diría, bi (viento o aire), guie’ (flor), pero eso no quiere decir que signifique «Flor del Viento» o algo similar, más bien, quiere decir «Soplo de vida», pero de «vida espiritual».

«Por otro lado, está el altar conformado por siete escalones, pues los pueblos indígenas hablaban de siete ríos, de «Chinahuapam», que era un lugar en donde tenían que cruzar los muertos, los espíritus, para poder llegar al lugar sagrado», expresó.

SINCRETISMO RELIGIOSO

De ahí se resume que la actual celebración del xandu’ o biguie’ tiene dos orígenes, el autóctono y el cristiano, que a través del tiempo se fueron mezclando en un sincretismo religioso, aseveró el historiador juchiteco.

Informó que fue el Papa Gregorio IV, en el año 835 de nuestra era, quien instituyó la fecha 1 de Noviembre como el día de Todos los Santos, para honrar a todas las almas de las personas justas. Por su parte, en el año 998 de nuestra era, San Odilio, abad del monasterio de Cluny, en el sur de Francia, añadió la celebración del día 2 de Noviembre para orar por las almas de los fieles difuntos.

Por último, dijo que el pueblo de Juchitán es el único pueblo en México que no aceptó la imposición ideológica de los frailes españoles, al querer imponer el culto a los muertos el 1y 2 de noviembre; en Juchitán se sigue haciendo el 30 y 31 de octubre y esta costumbre permanecerá pese a la influencia extranjera del «Halloween».

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